El Papa Francisco explicó que “Dios es alegría, no
sufrimiento”. Así lo dijo el Papa antes de rezar la oración del Ángelus de este
15 de agosto, Solemnidad de la Asunción de la Virgen María a los cielos, fiesta
en el Vaticano y en muchos países del mundo.
“Sí, porque Dios es alegría, no aburrimiento. Dejémonos
llevar por la mano de la Virgen. Cada vez que tomamos el Rosario en la mano y
rezamos por él, damos un paso hacia la gran meta de la vida”, alentó el Santo
Padre.
Como es tradición cada 15 de agosto, el Santo Padre dirige
el rezo del Ángelus en esta importante fiesta mariana para la Iglesia
Universal. En primer lugar, el Papa Francisco reflexionó en la narración
bíblica del Evangelio de San Lucas de hoy, “Solemnidad de la Asunción de María
Santísima, la Virgen Santa” en la que la Madre de Jesucristo reza diciendo: “mi
alma engrandece al Señor y mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador” por lo
que el Papa invitó a meditar dos verbos de la oración conocida como “El
Magnificat” que son “engrandecer y exultar”.
“Se exulta cuando sucede algo tan lindo que no basta
alegrarse por dentro, en el alma, sino que se quiere expresar la felicidad con
todo el cuerpo: entonces se exulta. María exulta por Dios”, explicó el Papa.
En esta línea, el Pontífice se detuvo para comentar: “Quien
sabe si también a nosotros nos ha sucedido el exultar por el Señor. Exultamos
por un resultado alcanzado, por una buena noticia recibida, pero hoy, María,
nos enseña a exultar en Dios, porque Él hace grandes cosas”.
Y de este modo, el Santo Padre añadió que estas “grandes
cosas” son las que introducen al otro verbo citado: “Engrandecer” (Magnificar).
De hecho, magnificar significa exaltar una realidad por su grandeza, por su
belleza…” y añadió: “María engrandece al Señor, lo alaba diciendo que Él es
verdaderamente grande”.
Si queremos ser felices en nuestra vida
“En la vida es importante buscar cosas grandes, de lo
contrario, nos perdemos en tantas pequeñeces. María nos demuestra que si
queremos que nuestra vida sea feliz, en el primer lugar se coloca a Dios,
porque Él solo es grande. Cuántas veces, en cambio, vivimos persiguiendo cosas
de poca importancia: prejuicios, rencor, rivalidad, envidia, bienes materiales
superfluos…¡Cuántas mezquindades en la vida!”, advirtió Francisco.
Por ello, el Santo Padre aseguró que “hoy María nos invita a
mirar las ‘grandes cosas’ que el Señor ha logrado en ella”. Y estas son las
‘cosas grandes’ que la Iglesia Universal festeja hoy: “María fue asunta en el
cielo, pequeña y humilde, recibe en primer lugar la gloria más alta”
“Ella, que es una creatura humana, una de nosotros, alcanza
la eternidad en alma y cuerpo. Y ella nos espera, como una madre espera que sus
hijos vuelvan a casa. De hecho, el pueblo de Dios la invoca como ‘puerta del
cielo’. Nosotros estamos en camino, peregrinos hacia la casa de más allá”,
dijo.
En este sentido, el
Papa explicó que la Asunción de la Virgen María “es una llamada para todos,
especialmente para quienes están afligidos por dudas y tristezas, y viven con
la mirada dirigida hacia abajo”, por lo que exhortó a siempre mirar hacia
arriba.
“Miremos hacia arriba, el cielo está abierto; no inculca
miedo, ya no es más lejano, porque en el umbral del cielo hay una madre que nos
espera. Ella es la reina del cielo, y ella es nuestra madre. Nos ama, nos
sonríe y nos ayuda con cuidado. Como toda madre quiere lo mejor para sus hijos
y nos dice: Ustedes son valiosos a los ojos de Dios; no están hechos para las
pequeñas gratificaciones del mundo, sino para las grandes alegrías del cielo”,
afirmó.
Por último, el Papa Francisco invitó a dejarnos atraer por
la belleza verdadera, “no nos dejemos atrapar por la pequeñez de la vida, sino
elijamos la grandeza del cielo. Que la Santísima Virgen, Puerta del Cielo, nos
ayude a mirar con confianza y alegría allí todos los días, donde está nuestro
verdadero hogar”.
aciprensa
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