Locutorio del Monasterio de la Encarnación en Avila.
MIGAJA 27ª
El libro de su vida lo escribió mucho antes que el de las
Moradas. La primera morada es el conocimiento de uno mismo sabiendo que cada
uno es digno y amado y bello, pues ha sido hecho morada de la Trinidad.
La segunda morada es la determinación de hacer oración.
Aquí queda insinuada claramente.
"¿Qué hacéis
Vos, Señor mío, que no sea para mayor bien del alma que entendéis que es ya vuestra y que se pone en vuestro poder para seguiros por
donde fuereis hasta muerte de cruz y que está determinada a ayudaros a
llevarla y a no dejaros solo con ella?
Quien viere en sí esta determinación, no, no hay que
temer. Gente espiritual, no hay por qué́ se afligir. Puesto ya en tan alto
grado como es querer tratar a solas con Dios y dejar los pasatiempos del mundo,
lo más está hecho. Alabad por ello a Su Majestad y fiad de su bondad, que
nunca faltó a sus amigos. Tapaos los ojos de pensar por qué da a aquél de tan
pocos días devoción, y a mí no en tantos años. Creamos es todo para más bien
nuestro. Guíe Su Majestad por donde quisiere. Ya no somos nuestros, sino suyos.
Harta merced nos hace en querer que queramos cavar en su huerto y estarnos cabe
(=junto a) el Señor de él, que cierto está con nosotros. Si El quiere que
crezcan estas plantas y flores a unos con dar agua que saquen de este pozo, a
otros sin ella, ¿qué se me da mí? Haced vos, Señor, lo que quisiereis. No os ofenda yo. No
se pierdan las virtudes, si alguna me habéis ya dado por sola vuestra bondad.
Padecer quiero, Señor, pues Vos padecisteis. Cúmplase en mí de todas maneras
vuestra voluntad. Y no plega a Vuestra Majestad que cosa de tanto precio como
vuestro amor se dé a gente que os sirve sólo por gustos." (Vida 11,12).
Esto último es lo de no dar a los cerdos las perlas
MIGAJA 28ª
Lo importante: determinarse a hacer oración.
Que el Señor nos dé gustos y ternuras no es lo importante. Lo importante: servirle
en la línea del siervo inútil que no
merece recompensa. Aunque reconoce ella que es tan débil que el Señor le da
muchos regalos
"Hase de notar mucho -y
dígolo porque lo sé por experiencia- que el alma que en este camino de oración
mental comienza a caminar con determinación... tiene andado gran parte del
camino....
Y ... no hacer mucho caso ni
consolarse ni desconsolarse mucho porque falten estos gustos y ternura o la dé
(la ternura) el Señor....
Y no haya miedo de tornar atrás, aunque más
tropiece, porque va comenzado el edificio en firme fundamento. Sí, que no está́
el amor de Dios en tener lágrimas ni estos gustos y ternura, que por la mayor
parte los deseamos y consolamos con ellos, sino en servir con justicia y
fortaleza de ánima y humildad. Recibir, más me parece a mí eso, que no dar
nosotros nada."
"Para mujercitas como yo,
flacas y con poca fortaleza, me parece a mí conviene, como Dios ahora lo hace,
llevarme con regalos, porque pueda sufrir algunos trabajos que ha querido Su
Majestad tenga."
(Vida 11,13-14).
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