¡Que hoy reine la Paz!
Que confíes en Dios.
Estás exactamente donde tienes que estar.
No olvides las infinitas posibilidades que nacen de la fé.
Utiliza los dones que has recibido y comparte el amor que te ha sido dado.
Estés contento de saber que eres un hijo de Dios, deja que esta presencia se asiente en tus huesos y le permita a tu alma la libertad de cantar, bailar, orar y amar.
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