sábado, 21 de marzo de 2020

REFLEXIÓN SOBRE LA COMUNIÓN ESPIRITUAL



REFLEXIÓN SOBRE LA COMUNIÓN ESPIRITUAL

P. Salvador Villota, O. Carm.





La comunión espiritual


La comunión espiritual es una oración del corazón. Una oración de deseo. Una expresión de amor hacia Jesús, a quien se quiere recibir dentro del alma. Al no poder recibirlo sacramentalmente, el alma devota, que se siente como el ciervo que anhela las corrientes de agua (Sl 42,2-3) o como la amada que suspira por encontrarse de nuevo con el amado (Ct 2,8-17), dirige a Jesús esta oración para que venga a su corazón y se digne morar dentro de él.
El alma creyente, llena de amor hacia Jesús, consciente de que Jesús es su Sumo Bien, su verdadero Amor, su Salvador y su Dios, tiene sed de Él y, por medio de esta oración, se dispone a acogerlo. El discípulo de Cristo que esto hace se manifiesta también como uno de los adoradores que “adoran al Padre en espíritu y verdad” (Jn 4,23).
Esta devoción eucarística puede hacerse siempre que se desee, en todo lugar, en todo momento, en toda circunstancia. De modo particular puede hacerse cuando, viendo la misa por televisión o por internet, llega el momento en que el sacerdote y los fieles comulgan.
Lo que importa es la disposición interior, entrar “en el aposento del alma”, cerrar la puerta a inquietudes y preocupaciones internas y a ruidos y alborotos externos (Cf. Mt 6,6), saber que el Padre está ahí, te ve y te escucha, y que tanto te ama que te da a su Hijo (Jn 3,16), y creer que el Hijo te ama tanto que te espera en el sacramento de la Eucaristía y viene también ahora a ti en el Espíritu Santo.
Y así, con esta aptitud y deseo de recibirlo y convertirte en una sola cosa con Jesucristo, se dice la siguiente oración:

«Creo, Jesús mío, que estás presente
en el Santísimo Sacramento del Altar;
te amo sobre todas las cosas
y deseo recibirte dentro de mi alma.
Mas, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven espiritualmente a mi corazón.
No permitas, Jesús mío,
que jamás me aparte y separe de Ti.


Amén»




P. Salvador Villota, O. Carm.


No hay comentarios:

Publicar un comentario