martes, 31 de marzo de 2020

LECTURAS Y HOMILÍA MARTES V DE CUARESMA

Ciclo A


"Señor escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti"





NÚMEROS 21, 4-9
SALMO 101, 2-3.16-18.19-21
JUAN 8, 21-30


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lunes, 30 de marzo de 2020

LECTURAS Y HOMILÍA LUNES V DE CUARESMA

Ciclo A


"Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo"





DANIEL 13, 41c-62
SALMO 22, 1b.3-6
JUAN 8, 1-11


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domingo, 29 de marzo de 2020

LECTURAS Y HOMILÍA DOMINGO V DE CUARESMA

Ciclo A


"Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa"




EZEQUIEL 37, 12-14
SALMO 129,1-8
ROMANOS 8, 8-11
JUAN 11, 3-7.17.20-27.33 b-45


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sábado, 28 de marzo de 2020

LECTURAS Y HOMILÍA SÁBADO IV CUARESMA

Ciclo A


"Señor, Dios mío, a Ti me acojo"




JEREMÍAS 11, 18-20
SALMO 7, 2-3.9bc-12
JUAN 7, 40-53


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viernes, 27 de marzo de 2020

HOMILIA PAPA FRANCISCO EN LA ORACIÓN EN SAN PEDRO






Homilía del Papa en el momento de oración por el fin de la pandemia

«Al atardecer» (Mc 4,35). Así comienza el Evangelio que hemos escuchado. Desde hace algunas semanas parece que todo se ha oscurecido. Densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso: se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas. Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente. En esta barca, estamos todos. Como esos discípulos, que hablan con una única voz y con angustia dicen: “perecemos” (cf. v. 38), también nosotros descubrimos que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino sólo juntos.
Es fácil identificarnos con esta historia, lo difícil es entender la actitud de Jesús. Mientras los discípulos, lógicamente, estaban alarmados y desesperados, Él permanecía en popa, en la parte de la barca que primero se hunde. Y, ¿qué hace? A pesar del ajetreo y el bullicio, dormía tranquilo, confiado en el Padre —es la única vez en el Evangelio que Jesús aparece durmiendo—. Después de que lo despertaran y que calmara el viento y las aguas, se dirigió a los discípulos con un tono de reproche: «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?» (v. 40).
Tratemos de entenderlo. ¿En qué consiste la falta de fe de los discípulos que se contrapone a la confianza de Jesús? Ellos no habían dejado de creer en Él; de hecho, lo invocaron. Pero veamos cómo lo invocan: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?» (v. 38). No te importa: pensaron que Jesús se desinteresaba de ellos, que no les prestaba atención. Entre nosotros, en nuestras familias, lo que más duele es cuando escuchamos decir: “¿Es que no te importo?”. Es una frase que lastima y desata tormentas en el corazón. También habrá sacudido a Jesús, porque a Él le importamos más que a nadie. De hecho, una vez invocado, salva a sus discípulos desconfiados.
La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas, nuestros proyectos, rutinas y prioridades. Nos muestra cómo habíamos dejado dormido y abandonado lo que alimenta, sostiene y da fuerza a nuestra vida y a nuestra comunidad. La tempestad pone al descubierto todos los intentos de encajonar y olvidar lo que nutrió el alma de nuestros pueblos; todas esas tentativas de anestesiar con aparentes rutinas “salvadoras”, incapaces de apelar a nuestras raíces y evocar la memoria de nuestros ancianos, privándonos así de la inmunidad necesaria para hacerle frente a la adversidad.
Con la tempestad, se cayó el maquillaje de esos estereotipos con los que disfrazábamos nuestros egos siempre pretenciosos de querer aparentar; y dejó al descubierto, una vez más, esa (bendita) pertenencia común de la que no podemos ni queremos evadirnos; esa pertenencia de hermanos.
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Señor, esta tarde tu Palabra nos interpela se dirige a todos. En nuestro mundo, que Tú amas más que nosotros, hemos avanzado rápidamente, sintiéndonos fuertes y capaces de todo. Codiciosos de ganancias, nos hemos dejado absorber por lo material y trastornar por la prisa. No nos hemos detenido ante tus llamadas, no nos hemos despertado ante guerras e injusticias del mundo, no hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente enfermo. Hemos continuado imperturbables, pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo. Ahora, mientras estamos en mares agitados, te suplicamos: “Despierta, Señor”.
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Señor, nos diriges una llamada, una llamada a la fe.
Que no es tanto creer que Tú existes, sino ir hacia ti y confiar en ti. En esta Cuaresma resuena tu llamada urgente: “Convertíos”, «volved a mí de todo corazón» (Jl 2,12). Nos llamas a tomar este tiempo de prueba como un momento de elección. No es el momento de tu juicio, sino de nuestro juicio: el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás. Y podemos mirar a tantos compañeros de viaje que son ejemplares, pues, ante el miedo, han reaccionado dando la propia vida. Es la fuerza operante del Espíritu derramada y plasmada en valientes y generosas entregas. Es la vida del Espíritu capaz de rescatar, valorar y mostrar cómo nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes —corrientemente olvidadas— que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia: médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo. Frente al sufrimiento, donde se mide el verdadero desarrollo de nuestros pueblos, descubrimos y experimentamos la oración sacerdotal de Jesús: «Que todos sean uno» (Jn 17,21). Cuánta gente cada día demuestra paciencia e infunde esperanza, cuidándose de no sembrar pánico sino corresponsabilidad. Cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes muestran a nuestros niños, con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y transitar una crisis readaptando rutinas,  levantando miradas e impulsando la oración. Cuántas personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos. La oración y el servicio silencioso son nuestras armas vencedoras.
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». El comienzo de la fe es saber que necesitamos la salvación. No somos autosuficientes; solos nos hundimos. Necesitamos al Señor como los antiguos marineros las estrellas. Invitemos a Jesús a la barca de nuestra vida. Entreguémosle nuestros temores, para que los venza. Al igual que los discípulos, experimentaremos que, con Él a bordo, no se naufraga. Porque esta es la fuerza de Dios: convertir en algo bueno todo lo que nos sucede, incluso lo malo. Él trae serenidad en nuestras tormentas, porque con Dios la vida nunca muere.
El Señor nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar y a activar esa
solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar. El Señor se despierta para despertar y avivar nuestra fe pascual. Tenemos un ancla: en su Cruz hemos sido salvados. Tenemos un timón: en su Cruz hemos sido rescatados. Tenemos una esperanza: en su Cruz hemos sido sanados y abrazados para que nadie ni nada nos separe de su amor redentor. En medio del aislamiento donde estamos sufriendo la falta de los afectos y de los encuentros, experimentando la carencia de tantas cosas, escuchemos una vez más el anuncio que nos salva: ha resucitado y vive a nuestro lado. El Señor nos interpela desde su Cruz a reencontrar la vida que nos espera, a mirar a aquellos que nos reclaman, a potenciar, reconocer e incentivar la gracia que nos habita. No apaguemos la llama humeante (cf. Is 42,3), que nunca enferma, y dejemos que reavive la esperanza.
Abrazar su Cruz es animarse a abrazar todas las contrariedades del tiempo presente, abandonando por un instante nuestro afán de omnipotencia y posesión para darle espacio a la creatividad que sólo el Espíritu es capaz de suscitar. Es animarse a motivar espacios donde todos puedan sentirse convocados y permitir nuevas formas de hospitalidad, de fraternidad y de solidaridad. En su Cruz hemos sido salvados para hospedar la esperanza y dejar que sea ella quien fortalezca y sostenga todas las medidas y caminos posibles que nos ayuden a cuidarnos y a cuidar. Abrazar al Señor para abrazar la esperanza. Esta es la fuerza de la fe, que libera del miedo y da esperanza.
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». 
Queridos hermanos y hermanas: Desde este lugar, que narra la fe pétrea de Pedro, esta tarde me gustaría confiarlos a todos al Señor, a través de la intercesión de la Virgen, salud de su pueblo, estrella del mar tempestuoso. Desde esta columnata que abraza a Roma y al mundo, descienda sobre vosotros, como un abrazo consolador, la bendición de Dios. Señor, bendice al mundo, da salud a los cuerpos y consuela los corazones. Nos pides que no sintamos temor. Pero nuestra fe es débil y tenemos miedo. Mas tú, Señor, no nos abandones a merced de la tormenta. Repites de nuevo: «No tengáis miedo» (Mt 28,5). Y nosotros, junto con
Pedro, “descargamos en ti todo nuestro agobio, porque Tú nos cuidas” (cf. 1 P 5,7).


LECTURAS Y HOMILÍA VIERNES IV CUARESMA

Ciclo A


"El Señor está cerca de los atribulados"




SABIDURIA 2, 1a.12-22
SALMO 33, 17-21.23
JUAN 7, 1-2.10.25-30


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jueves, 26 de marzo de 2020

LECTURAS Y HOMILÍA JUEVES IV CUARESMA

Ciclo A


"Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo"




EXODO 32, 7-14
SALMO 105, 19-23
LUCAS 6, 36-38


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miércoles, 25 de marzo de 2020

LECTURAS Y HOMILÍA SOLEMNIDAD DE LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR

Ciclo A


"Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad"




ISAIAS 7, 10-14;8,10b
SALMO 39, 7-11
HEBREOS 10, 4-10
LUCAS 1, 26-38


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martes, 24 de marzo de 2020

LECTURAS Y HOMILÍA MARTES IV CUARESMA

Ciclo A


"El Señor del universo está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob"





EZEQUIEL 47, 1-9.12
SALMO 45,2-3.5-6.8-9
JUAN 5, 1-3.5-16



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lunes, 23 de marzo de 2020

LECTURAS Y HOMILÍA LUNES IV DE CUARESMA

Ciclo A


"Te ensalzaré Señor, porque me has librado"




ISAIAS 65,17-21
SALMO 29,2.4-6.11-12a.13b.
JUAN 4,43-54


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domingo, 22 de marzo de 2020

LECTURAS Y HOMILÍA DOMINGO IV DE CUARESMA

Ciclo A


"El Señor es mi pastor, nada me falta"





1 SAMUEL 16, 1b..6-7.10-13a
SALMO 22, 1-6
EFESIOS 5,8-14
JUAN 9, 1.6-9.13-17.34-38


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¿Quién es el P. Salvador Villota?

Religioso y sacerdote carmelita de la provincia Aragón-Castilla-Valencia.
Doctor en Ciencias Bíblicas por el Instituto Bíblico de Roma.
Actualmente es profesor de Nuevo Testamento en la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia (España).

Desde estas líneas queremos agradecerle tanto su celo y dedicación, como su consentimiento para publicar estas homilías, en la confianza de que pueden hacer un gran bien a aquellos que las escuchen.

sábado, 21 de marzo de 2020

REFLEXIÓN SOBRE LA COMUNIÓN ESPIRITUAL



REFLEXIÓN SOBRE LA COMUNIÓN ESPIRITUAL

P. Salvador Villota, O. Carm.





La comunión espiritual


La comunión espiritual es una oración del corazón. Una oración de deseo. Una expresión de amor hacia Jesús, a quien se quiere recibir dentro del alma. Al no poder recibirlo sacramentalmente, el alma devota, que se siente como el ciervo que anhela las corrientes de agua (Sl 42,2-3) o como la amada que suspira por encontrarse de nuevo con el amado (Ct 2,8-17), dirige a Jesús esta oración para que venga a su corazón y se digne morar dentro de él.
El alma creyente, llena de amor hacia Jesús, consciente de que Jesús es su Sumo Bien, su verdadero Amor, su Salvador y su Dios, tiene sed de Él y, por medio de esta oración, se dispone a acogerlo. El discípulo de Cristo que esto hace se manifiesta también como uno de los adoradores que “adoran al Padre en espíritu y verdad” (Jn 4,23).
Esta devoción eucarística puede hacerse siempre que se desee, en todo lugar, en todo momento, en toda circunstancia. De modo particular puede hacerse cuando, viendo la misa por televisión o por internet, llega el momento en que el sacerdote y los fieles comulgan.
Lo que importa es la disposición interior, entrar “en el aposento del alma”, cerrar la puerta a inquietudes y preocupaciones internas y a ruidos y alborotos externos (Cf. Mt 6,6), saber que el Padre está ahí, te ve y te escucha, y que tanto te ama que te da a su Hijo (Jn 3,16), y creer que el Hijo te ama tanto que te espera en el sacramento de la Eucaristía y viene también ahora a ti en el Espíritu Santo.
Y así, con esta aptitud y deseo de recibirlo y convertirte en una sola cosa con Jesucristo, se dice la siguiente oración:

«Creo, Jesús mío, que estás presente
en el Santísimo Sacramento del Altar;
te amo sobre todas las cosas
y deseo recibirte dentro de mi alma.
Mas, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven espiritualmente a mi corazón.
No permitas, Jesús mío,
que jamás me aparte y separe de Ti.


Amén»




P. Salvador Villota, O. Carm.


LECTURAS Y HOMILÍA SÁBADO III DE CUARESMA

Ciclo A


"Quiero misericordia, y no sacrificio"



OSEAS 6,1-6
SALMO 50, 3-4.18-21ab
LUCAS 18,9-14


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viernes, 20 de marzo de 2020

LECTURAS Y HOMILÍAS VIERNES III CUARESMA

Ciclo A


"Yo soy el Señor, Dios tuyo; escucha mi voz"



OSEAS 14, 2-10
SALMO 80, 6.8-.14.17
MARCOS 12, 28b-34


Homilía del Papa Francisco desde Santa Marta (Roma).             Archivo de sonido: pulsar para escuchar.


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miércoles, 18 de marzo de 2020

SOLEMNIDAD DE SAN JOSE, ESPOSO DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA

Ciclo A


"Su linaje será perpetuo"




2 SAMUEL 7,4-5a.12-14a.16
SALMO 88,2-5.27.29
ROMANOS 4,13.16-18.22
MATEO 1,16.18-21.24a


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LECTURAS Y HOMILÍA MIÉRCOLES III DE CUARESMA

Ciclo A

"Glorifica al Señor, Jerusalén"




DEUTERONOMIO 4,1.5-9
SALMO 147,12-16
MATEO 5,17-19


Homilía P. Salvador Villota, O. Carm.                           Archivo de sonido: pulsar para escuchar



martes, 17 de marzo de 2020

LECTURAS Y HOMILÍA MARTES III DE CUARESMA

Ciclo A


"Recuerda Señor tu ternura"



DANIEL 3,25.34-43
SALMO 24,4-9
MATEO 18,21-35

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domingo, 15 de marzo de 2020

LECTURAS DOMINGO III DE CUARESMA

Ciclo A


"Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: No endurezcáis vuestro corazón "





EXODO 17,3-7
SALMO 94,1-2.6-9
ROMANOS 5,1-2.5-8
JUAN 4,5-15.19B-26.39a.40-42


Reflexión del P. Salvador Villota, O. Carm.                  Archivo de sonido: pulsar para escuchar





ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO

ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO ANTE LA PANDEMIA DE CORONAVIRUS





Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza.
Nosotros nos confiamos a Tí, Salud de los enfermos, que bajo la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fé.
Tú, Salvación de todos los pueblos, sabes de qué tenemos necesidad y estamos seguros que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.
Ayúdanos Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección.
Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios.
No desprecies nuestras súplicas que estamos en la prueba y libéranos de todo pecado, oh Virgen gloriosa y bendita.
Amén.


domingo, 8 de marzo de 2020

LECTURAS Y HOMILÍA DOMINGO II CUARESMA

Ciclo A


Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo"





GENESIS 12, 1-4a
SALMO 32
2 TIMOTEO 1,8b-10
MATEO 17, 1-9


Homilías P. Salvador Villota  O. Carm.  
  
Homilía sábado:           Archivo de sonido: pulsar para escuchar

Homilía domingo:       Archivo de sonido: pulsar para escuchar


viernes, 6 de marzo de 2020

GRUPO CARMELITA DE ORACIÓN

CAMINAR CON LOS PROFETAS MENORES

4.- Abandona el Orgullo: ABDÍAS

5 - Marzo - 2020




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domingo, 1 de marzo de 2020

LECTURAS Y HOMILÍA DOMINGO I CUARESMA

Ciclo A

"Misericordia, Señor, hemos pecado"



GENESIS 2,7-9;3,1-7
SALMO50, 3-6.12-14.17
ROMANOS 5,12.17-19
MATEO 4,1-11


Homilía P. Salvador Villota, O. Carm.                         Archivo de sonido: pulsar para escuchar