jueves, 4 de abril de 2019

MATER FÁTIMA. ROSARIO Y ADORACIÓN MUNDIAL POR LA PAZ

Centenario de la partida al cielo de San Francisco y Santa Jacinta Marto.




MATER FÁTIMA
Adoración, Rosario y Consagración Mundial a la Virgen María

A. Exposición del Santísimo
B. Rezo del Santo Rosario
C. Breve reflexión antes de la consagración
D. Consagración al Inmaculado Corazón de María



Reflexión Adoración: P. S.Villota, O. Carm.                 Archivo de sonido: pulsar para escuchar
Reflexión Consagración: P. S.Villota, O. Carm.           Archivo de sonido: pulsar para escuchar


ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

Bienaventurada Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, yo _(decir el propio nombre)_ me ofrezco en cuerpo y alma a vuestro Corazón Inmaculado y, en comunión con todos los hermanos y hermanas aquí presentes, te consagramos y entregamos — en acto de entrega total al Señor — a todos los miembros de esta parroquia, a nuestros seres queridos, a nuestros familiares, y a todos los que Tú has querido poner en nuestro camino y en nuestras vidas.

Por medio de ti, Oh Virgen bendita e inmaculada, nos consagramos al Sagrado Corazón de Jesús, para ser llevados por Él y con Él a la plena comunión con Dios-Padre.

A ti, que eres la Madre de Cristo y que conoces mejor que nadie Su Corazón, te pedimos que nos moldees, nos formes y nos enseñes a ser como Él, para llegar a ser imágenes vivientes de Jesús en nuestra familia y en la parroquia, en la Iglesia y en el mundo.

Protegednos de todo pecado, egoísmo, error e indiferencia.

Que viviendo en vuestros Corazones y transformados por vuestro amor, esta parroquia sea canal de gracia, luz, verdad, justicia, paz, misericordia y caridad para un mundo tan necesitado.

Que, consagrados a vuestros Corazones, nos dispongamos a cumplir todos los designios de la Voluntad divina, y edifiquemos con una santidad auténtica y una vida fecunda, el reinado de tu Corazón.

Que bajo tu maternal protección, Oh Virgen bendita e inmaculada, seamos un solo pueblo con Cristo y testimonios vivos, en Espíritu y verdad, de su Resurrección.

Y, que por Él y en Él, seamos conducidos al Padre, para gloria de la Santísima Trinidad, en quien creemos y a quien alabamos, bendecimos, adoramos y amamos.

Amén.

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