Extracto de la homilía del Papa Francisco en Santa Marta. (16 marzo 2015)
Dios está enamorado de nosotros y nosotros somos su sueño de amor. Ningún teólogo puede explicar esto, mientras nosotros sólo podemos llorar de alegría.
¿Han pensado? ‘¡El Señor sueña conmigo! ¡Piensa en mí! ¡Yo estoy en la mente, en el corazón del Señor! ¡El Señor es capaz de cambiarme la vida!’.
Y cuando le dice a su pueblo: ‘Pero yo no te he elegido porque tú eres el más fuerte, el más grande, el más potente. Te he elegido porque tú eres el más pequeños de todos. También puede decir: el más miserable de todos. Pero yo te he elegido así’. Y esto es el amor”.
El
Señor nos puede cambiar. ‘¿Y qué debo hacer?’. Creer. Creer que el Señor puede
cambiarme, que Él es Todopoderoso: como hizo aquel hombre del Evangelio que
tenía al hijo enfermo. ‘Señor, ven, antes que mi niño muera’. ‘Ve’, ¡tu hijo
vive!’. Aquel hombre creyó en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en
camino. Creyó. Creyó que el Señor tenía el poder de cambiar a su niños, la
salud de su niño. Y ganó. La fe es hacer espacio a este amor de Dios, es hacer
espacio al poder, al poder de Dios, pero no al poder de uno que es muy potente,
sino al poder de uno que me ama, que está enamorado de mí y que quiere la
alegría conmigo. Esto es la fe. Esto es creer: es hacer espacio al Señor para
que venga y me cambie”.
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