domingo, 30 de agosto de 2015

CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA ORACION EN FAMILIA



VATICANO, 26 Ago. 15 / 10:13 am (ACI).- El Papa Francisco prosiguió sus catequesis sobre la familia y esta vez reflexionó sobre el lugar de la oración de la que el núcleo familiar es la más importante escuela.
A continuación y, gracias a Radio Vaticano, el texto completo de la catequesis de hoy:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Después de haber reflexionado sobre cómo la familia vive los tiempos de la fiesta y del trabajo, consideramos ahora el tiempo de la oración. La queja más frecuente de los cristianos consiste precisamente en el tiempo: ‘Debería rezar más…: quisiera hacerlo, pero a menudo me falta el tiempo’. Lo escuchamos continuamente.
La pena es sincera, ciertamente, porque el corazón humano busca siempre la oración, incluso sin saberlo; y si no la encuentra, no tiene paz. Pero para que se encuentren, es necesario cultivar en el corazón un amor ‘cálido’ por Dios, un amor afectivo.
Podemos hacernos una pregunta muy sencilla. Está bien creer en Dios con todo el corazón, está bien esperar que nos ayude en las dificultades, está bien sentir el deber de agradecerle. Todo bien. Pero ¿Queremos también un poco al Señor? ¿El pensamiento de Dios nos conmueve, nos asombra, nos enternece?
Pensamos en la formulación del gran mandamiento, que sostiene todos los otros: ‘Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas’ (Dt 6,5; cfr Mt 22, 37). La fórmula usa el lenguaje intenso del amor, derramándolo en Dios. Entonces el espíritu de oración vive principalmente aquí. Y si vive aquí, vive todo el tiempo y no se va nunca. ¿Logramos pensar en Dios como la caricia que nos tiene en vida, antes de la cual no hay nada? ¿Una caricia de la cual nada, ni siguiera la muerte, nos puede despegar? ¿O lo pensamos solamente como el gran Ser, el Todopoderoso que ha hecho cada cosa, el Juez que controla cada acción? Todo es verdad, naturalmente. Pero sólo cuando Dios es el afecto de todos nuestros afectos, el significado de estas palabras se hace pleno. Entonces nos sentimos felices, y también un poco confundidos, porque Él piensa en nosotros. Pero sobre todo ¡nos ama! ¿No es impresionante esto? ¿No es impresionante que Dios nos acaricie con amor de padre? Es muy bello, muy bello.
Podía simplemente darse a conocer como el Ser supremo, dar sus mandamientos y esperar los resultados. En cambio Dios ha hecho y hace infinitamente más que eso. Nos acompaña en el camino de la vida, nos protege, nos ama.
Si el afecto por Dios no enciende el fuego, el espíritu de la oración no calienta el tiempo. Podemos también multiplicar nuestras palabras, ‘como hacen los paganos’ decía Jesús; o también mostrar nuestros ritos, ‘como hacen los fariseos’ (cfr Mt 6,5.7). Un corazón habitado por el afecto por Dios convierte en oración incluso un pensamiento sin palabras, o una invocación ante de una imagen sagrada, o un beso enviado hacia la iglesia. Es bello cuando las madres enseñan a los hijos pequeños a mandar un beso a Jesús o a la Virgen. ¡Cuánta ternura hay en eso!
En aquel momento el corazón de los niños se transforma en lugar de oración y es un don del Espíritu Santo. ¡No olvidemos nunca pedir este don para cada uno de nosotros! Porque el Espíritu de Dios tiene su modo especial de decir en nuestros corazones ‘Abbà’, es decir, ‘Padre’, nos enseña a decir padre, del mismo modo como lo decía Jesús, un modo que no podremos nunca encontrar solos (cfr Gal 4, 6).
En familia se aprende a pedir y apreciar ese don del Espíritu. Si lo aprendes con la misma espontaneidad con la cual aprendes a decir ‘papá’ y ‘mamá’, lo has aprendido para siempre. Cuando esto sucede, el tiempo de la entera vida familiar viene envuelto en el vientre del amor de Dios, y busca espontáneamente el tiempo de la oración.
El tiempo de la familia, lo sabemos bien, es un tiempo complicado y lleno de gente, ocupado o preocupado. Siempre es poco, nunca basta, hay tantas cosas por hacer. Quien tiene una familia aprende pronto a resolver una ecuación que ni siquiera los grandes matemáticos saben resolver: ¡dentro de las veinticuatro horas hace entrar el doble! Es así eh. ¡Existen mamás y papás que podrían ganar el Nobel por esto! ¿eh? ¡En 24 horas hacen 48! No sé cómo hacen pero se mueven y hacen, hay tanto trabajo en familia.
El espíritu de la oración restituye el tiempo a Dios, sale de la obsesión de una vida a la cual le falta siempre el tiempo, reencuentra la paz de las cosas necesarias y descubre la alegría de los dones inesperados.
Buenas guías para esto son las dos hermanas Marta y María, de quienes habla el Evangelio que hemos escuchado; ellas aprendieron de Dios la armonía de los ritmos familiares: la belleza de la fiesta, la serenidad del trabajo, el espíritu de oración (cfr Lc 10, 38-42). La visita de Jesús, a quien querían bien, era su fiesta. Sin embargo un día Marta aprendió que el trabajo de la hospitalidad, si bien es importante, no es todo, pero que escuchar al Señor, como hacía María, era la cosa verdaderamente esencial, la “parte mejor” del tiempo.
Que la oración brote de la escucha de Jesús, de la lectura del Evangelio, no olviden, cada día leer un pasaje del Evangelio. Que la oración brote de la confianza con la Palabra de Dios. ¿Hay esta confianza en nuestra familia? ¿Tenemos en casa el Evangelio? ¿Lo abrimos alguna vez para leerlo juntos? ¿Lo meditamos rezando el Rosario? El Evangelio leído y meditado en familia es como un pan bueno que nutre el corazón de todos. Y en la mañana y en la noche, y cuando nos sentamos en la mesa, aprendemos a decir juntos una oración, con mucha sencillez: es Jesús que viene entre nosotros, como iba en la familia de Marta, María y Lázaro.
Una cosa que tengo en el corazón, que he visto en las ciudades: ¡hay niños que no han aprendido a hacer la señal de la Cruz! Tú mamá, papá, enseña al niño a rezar, a hacer la señal de la Cruz, esta es una tarea bella de las mamás y de los papás.
En la oración de la familia, en sus momentos fuertes y en sus pasajes difíciles, somos confiados los unos a los otros, para que cada uno de nosotros en familia sea cuidado por el amor de Dios. Gracias.

LECTURAS XXII DOMINGO TIEMPO ORDINARIO

Ciclo B





Deuteronomio 4, 1-2.6-8
Salmo 14, 2-5
Santiago 1, 17-18.21b-22.27
Marcos 7,1-8.14-15.21-23

"Dios busca, desea, ama al hombre, y no quiere otra cosa que morar en su corazón y que el corazón del hombre repose y more en Él. El cumplimiento de prescripciones y normas externas por sí mismas pueden tener cierto carácter de piedad, pero se manifiestan impotentes para sanar el corazón del hombre y para unirlo con Dios. Tal piedad se descubre falsa, hipócrita, puesto que se honra a Dios con los labios, pero se tiene el corazón lejos de Él. "

P. Salvador Villota, O. Carm. en Luz en mi Camino (Ciclo B). Edizioni Carmelitane.

domingo, 23 de agosto de 2015

LECTURAS XXI DOMINGO TIEMPO ORDINARIO

Ciclo B

"Señor ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna."


JOSUE 24, 1-2a.15-17
SALMO 33, 2-3.16-17.18-19.20-23
EFESIOS 5, 21-32
JUAN 6, 60-69


"Solo Jesús tiene palabras de vida eterna y su amor es eterno y potente más que la muerte, por eso en nuestro estado, casados o célibes o consagrados, confesamos con Pedro nuestra fe en Él y  nos afirmamos en el seguimiento de Aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida".

P. Salvador Villota, O. Carm. en Luz enmi Camino (Ciclo B). Edizioni Carmelitane. 


domingo, 16 de agosto de 2015

LECTURAS Y HOMILIA XX DOMINGO ORDINARIO

Ciclo B
"El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. "




PROVERBIOS 9, 1-6
SALMO 33, 2-3.10-15
EFESIOS 5, 15-20
JUAN 6, 51-58


Homilía por P. Salvador Villota, O. Carm.                   Archivo de sonido: Pulsar para escuchar.



¿Quién es el P. Salvador Villota?

Religioso y sacerdote carmelita de la provincia Aragón-Castilla-Valencia.
Doctor en Ciencias Bíblicas por el Instituto Bíblico de Roma.
Actualmente es profesor de Nuevo Testamento en la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia (España).
Desde estas lineas queremos agradecerle tanto su celo y dedicación, como su consentimiento para publicar estas homilías, en la confianza de que pueden hacer un gran bien a aquellos que las escuchen.

sábado, 15 de agosto de 2015

LECTURAS Y HOMILIA DE LA ASUNCION DE LA VIRGEN MARIA

Ciclo B



APOCALIPSIS 11,19a;12,1-6A.10ab
SALMO 44,11-12ab.16
1ª CORINTIOS 15,20-27a
LUCAS 1, 39-56


Homilía por P. Salvador Villota, O. Carm.                   Archivo de sonido: Pulsar para escuchar.







 

miércoles, 12 de agosto de 2015

CATEQUESIS DEL PAPA.

 AUDIENCIA GENERAL DEL 12 DE AGOSTO 2015




VATICANO, 12 Ago. 15 / 09:51 am (ACI).- El Papa Francisco dedicó la catequesis de la audiencia general de este miércoles a reflexionar sobre la importancia de la fiesta en la familia, el trabajo y la oración, centrándose en el primero de estos tres aspectos.
El Santo Padre indicó que “la fiesta no es la pereza de quedarse en el sofá o la emoción de una tonta evasión… No, la fiesta es en primer lugar una mirada amorosa y grata sobre el trabajo bien hecho; festejamos un trabajo”.
“También ustedes, recién casados, están festejando el trabajo de un lindo tiempo de noviazgo: ¡y esto es bello! Es el tiempo para ver a los hijos, o los nietos, que están creciendo, y pensar: ¡qué bello! Es el tiempo para mirar nuestra casa, los amigos que hospedamos, la comunidad que nos rodea, y pensar: ¡qué buena cosa! Dios ha hecho así cuando ha creado el mundo. Y continuamente hace así, porque Dios crea siempre, ¡también en este momento!”
El Papa resaltó que “el tiempo de la fiesta es sagrado porque Dios habita en modo especial. La Eucaristía dominical lleva a la fiesta toda la gracia de Jesucristo: su presencia, su amor, su sacrificio, su hacerse comunidad, su estar con nosotros… Y es así, como cada realidad recibe su sentido pleno: el trabajo, la familia, las alegrías y los cansancios de cada día, también el sufrimiento y la muerte; todo se trasfigura por la gracia de Cristo”.
Tras resaltar la importancia del sacrificio por amor que muchas veces los padres hacen para que los hijos vivan la fiesta, el Papa dijo que también en el ambiente de trabajo “a veces - ¡sin faltar a los deberes! - nosotros sabemos ‘filtrar’ alguna chispa de fiesta: un cumpleaños, un matrimonio, un nuevo nacimiento, como también una despedida o una nueva llegada…, es importante. Es importante hacer fiesta. Son momentos de familiaridad en el engranaje de la máquina productiva: ¡nos hace bien!
El Pontífice dijo luego que “nosotros no debemos ser nunca esclavos del trabajo, sino ‘señores’. Hay un mandamiento para esto, un mandamiento que se aplica a todos, ¡ninguno es excluido! Y en cambio sabemos que hay millones de hombres y mujeres, e incluso ¡niños esclavos del trabajo! En este tiempo existen esclavos ¡Son explotados, esclavos del trabajo y esto es en contra de Dios y en contra de la dignidad de la persona humana!”
“La obsesión por el beneficio económico y el eficientismo de la técnica amenaza los ritmos humanos de la vida, porque la vida tiene sus ritmos humanos”.
Sobre el tiempo de reposo, especialmente los domingos, el Papa resaltó que “está destinado a nosotros para que podamos gozar de aquello que no se produce y no se consume, no se compra y no se vende. Y por el contrario vemos que la ideología de la ganancia y del consumo quiere devorar también la fiesta: y también ésta a veces se reduce a un ‘negocio’, un modo para ganar dinero y gastarlo”.
“La codicia del consumir, que comporta el desperdicio, es un virus feo que, entre otros, nos hace estar más cansados que antes. Perjudica el verdadero trabajo, consume la vida. Los ritmos desregulados de la fiesta causan víctimas, a menudo jóvenes”.
El Santo Padre explicó que “la fiesta es un invento de Dios” y que Él mismo “nos enseña la importancia de dedicar un tiempo a contemplar y a gozar de lo que en el trabajo ha sido bien hecho. Hablo de trabajo, naturalmente, no sólo en el sentido del arte manual y de la profesión, sino en el sentido más amplio: cada acción con la cual nosotros los hombres y mujeres podemos colaborar a la obra creadora de Dios”.
“La fiesta –concluyó el Papa– es un valioso regalo de Dios; un valioso regalo que Dios ha hecho a la familia humana: ¡no la arruinemos! Gracias”.

(Artículo y foto por Aciprensa).

domingo, 9 de agosto de 2015

LECTURAS Y HOMILIA XIX DOMINGO TIEMPO ORDINARIO

Ciclo B

 "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan vivirá para siempre."



1 REYES 19, 4-8
SALMO 33, 2-9
EFESIOS 4, 30- 5.2
JUAN 6, 41-51


Homilía por P. Salvador Villota, O. Carm.                   Archivo de sonido: pulsar para escuchar.


miércoles, 5 de agosto de 2015

ORACIONES PARA RECORDAR.



     


Texto del poema "Cantar de la alma que se huelga de conocer a Dios por fe" de San juan de la Cruz.


De noche iremos, de noche,
que para encontrar la fuente,
sólo la sed nos alumbra.
Que bien sé yo la fonte que mana y corre,
aunque es de noche.
Su claridad, nunca es escurecida
y sé que toda luz de ella es venida,
aunque es de noche.
Aquesta eterna fonte está ascondida,
en este vivo pan por darnos vida,
aunque es de noche.
Aquesta viva fonte que deseo
en este pan de vida yo la veo,
aunque es de noche.

CATEQUESIS EN REZO DEL ANGELUS



VATICANO, 02 Ago. 15 / 09:28 am (ACI/EWTN Noticias).- Al presidir hoy el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco aseguró hoy que el “verdadero significado de nuestro existir terreno está al final, en la eternidad”, en nuestro encuentro definitivo con Jesús.
El Santo Padre recordó que “en este domingo continúa la lectura del capítulo sexto del Evangelio de Juan. Después de la multiplicación de los panes, la gente se había puesto a buscar a Jesús y finalmente lo encuentra en el Cafarnaúm”.
Jesús, explicó el Papa, comprende bien el motivo de tanto entusiasmo en el seguirlo y lo revela con claridad: ‘Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse’”.
“En realidad, aquellas personas lo siguen por el pan material que el día anterior había mitigado su hambre, cuando Jesús había multiplicado los panes;  no han comprendido que aquel pan, partido para tantos, para muchos, era la expresión del amor de Jesús mismo. Han dado más valor a aquel pan que a su donador”.
Francisco indicó que “ante esta ceguera espiritual, Jesús evidencia la necesidad de ir más allá del don, y descubrir, conocer al donador. Dios es el don, también el donador, es lo mismo”.
“Y así de aquel pan, aquel gesto, la gente puede encontrar aquello que lo da, que es Dios. Invita a abrirse a una perspectiva que no es solamente aquella de las preocupaciones cotidianas del comer, del vestir, del éxito, de la carrera”.
Francisco señaló que “Jesús habla de otro alimento, habla de un alimento que no es perecedero y que está bien buscar y acoger. Él exhorta: ‘Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre’. Es decir, trabajen, busquen la salvación, el encuentro con Dios”.
Con estas palabras, continuó, Jesús “nos quiere hacer entender que, además del hambre físico el hombre lleva en sí mismo otro hambre – todos nosotros llevamos este hambre - un hambre más importante, que no puede ser saciado con un alimento ordinario”.
“Se trata del hambre de vida, el hambre de eternidad que sólo Él puede saciar, porque es ‘el pan de Vida’”.
El Papa subrayó que “Jesús no elimina la preocupación y la búsqueda del alimento cotidiano, no. No elimina la preocupación de todo lo que puede hacer la vida más desarrollada”.
“Pero Jesús nos recuerda que el verdadero significado de nuestro existir terreno está al final, en la eternidad, está en el encuentro con Él, que es don y donador, y nos recuerda también que la historia humana con sus sufrimientos y sus alegrías debe ser vista en un horizonte de eternidad, es decir, en aquel horizonte del encuentro definitivo con Él”.
Francisco aseguró que este encuentro con Jesús “ilumina todos los días de nuestra vida. Si nosotros pensamos en este encuentro, en este gran don, los pequeños dones de la vida, incluso los sufrimientos, las preocupaciones serán iluminados por la esperanza de este encuentro”.
El Papa recordó que Jesús dice “Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed”.
Esta, dijo el Santo Padre, “es la referencia a la Eucaristía el don más grande que sacia el alma y el cuerpo. Encontrar y recibir en nosotros a Jesús, ‘pan de Vida’, da significado y esperanza al camino a menudo tortuoso de la vida”.
“Pero este ‘pan de Vida’ nos es dado con una tarea, es decir, para que podamos, a su vez, saciar el hambre espiritual y material de los hermanos, anunciando el Evangelio por doquier. Con el testimonio de nuestra actitud fraterna y solidaria hacia el prójimo, hagamos presente a Cristo y su amor en medio de los hombres”.
Al concluir, Francisco expresó su deseo de “que la Virgen Santa nos sostenga en la búsqueda y en el seguimiento de su Hijo Jesús, el ‘pan verdadero’,  el ‘pan vivo’ que no se acaba y dura para la vida eterna”.

Foto y artículo Aciprensa.

domingo, 2 de agosto de 2015

LECTURAS Y HOMILIA XVIII DOMINGO ORDINARIO

Ciclo B.


"Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre..."


EXODO 16, 2-4.12-15
SALMO 77, 3-4.23.25.54
EFESIOS 4, 17.20-24
JUAN 6, 24-35

Homilía P. Salvador Villota, O.Carm.                            Archivo de sonido: pulsar para escuchar