martes, 7 de abril de 2015

MIGAJAS SOBRE SANTA TERESA

por Rvdo. Jesús Sánchez Domínguez.


(Reliquia del corazón de Santa Teresa)

MIGAJA 17 ª SAN JOSÉ

Palabras de Santa Teresa sobre nuestro patrono San José: "Querría yo persuadir a todos fuesen grandes devotos de este glorioso santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios; no he conocido persona que de veras le se devota y haga particulares servicios, que no la vea más aprovechada en la virtud, porque aprovecha en gran manera a las almas que a él se encomiendan. Paréceme ha a algunos años que cada año en su día le pido una cosa y siempre la veo cumplida; si va algo torcida la petición, él la endereza para más bien mío" (continuará).
"Si fuera persona que tuviera autoridad de escribir, de buena gana me alargara en decir muy por menudo las mercedes que ha hecho este glorioso santo a mí y a otras personas (...) Solo pido por amor de Dios, que lo pruebe quien no me creyere, y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción; en especial personas de oración siempre le habían de ser aficionadas, que no sé cómo se puede pensar en la Reina de los Ángeles, en el tiempo que tanto pasó con el Niño Jesús, que no den gracias a San José por lo bien que les ayudó a ellos.
Y refiriéndose al gran poder de intercesión de San José, dice Santa Teresa que así como a otros santos parece que Dios les otorgó capacidad de interceder por alguna necesidad en particular, "a este glorioso santo tengo experiencia que socorre en todas y que el Señor quiere darnos a entender que ansí como le fue sujeto en la tierra-que como tenía el nombre de padre, siendo ayo, le podía mandar- ansí en el cielo hace cuanto le pide" (Santa Teresa, Vida, 6)


  
MIGAJA 18ª

Sobre las almas que se quedan fuera del castillo sin tener oración

"Hay muchas almas que se están en la ronda del Castillo, que es adonde están los que le guardan, y que no se les da nada de entrar dentro ni saben qué hay en aquel tan precioso lugar ni quién está dentro ni aun qué piezas (habitaciones) tiene. Ya habréis oído en algunos libros de oración aconsejar al alma que entre dentro de sí; pues esto mismo es.
6. Decíame poco ha un gran letrado que son las almas que no tienen oración como un cuerpo con perlesía (paralítico) o tullido, que aunque tiene pies y manos no los puede mandar; que así son, que hay almas tan enfermas y mostradas a estarse en cosas exteriores, que no hay remedio ni parece que pueden entrar dentro de sí; porque ya la costumbre la tiene tal de haber siempre tratado con las sabandijas y bestias que están en el cerco del castillo, que ya casi está hecha como ellas, y con ser de natural tan rica y poder tener su conversación no menos que con Dios, no hay remedio. Y si estas almas no procuran entender y remediar su gran miseria, quedarse han hechas estatuas de sal por no volver la cabeza hacia sí, así como lo quedó la mujer de Lot por volverla. (Moradas 1, 5-6).


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